viernes, 10 de febrero de 2012

Las semanas siguieron su transcurso, y la madrugada que lo despedí, sentí un abrazo que quitaba todos los miedos de mi mente, que me sacaba el frio, y ese beso debajo del labio fue una provocación de su parte, pero mi fiel conciencia dijo que no debía reaccionar y correr mi cara.

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